“Si es humano es mencionable, y todo lo que es mencionable es manejable”, Mister Rogers
Las conversaciones pedagógicas positivas y empáticas tienen el potencial de mejorar la salud mental de los niños y las niñas (Edelkott, et. al., 2016). Cuando los niños y las niñas conversan con adultos que les demuestran tener reacciones atentas y receptivas, se les presenta la oportunidad de participar en un descubrimiento mutuo de aprendizaje y exploración de sus pensamientos. En este artículo, destacamos la evidencia de las conversaciones con niños, las cuales involucran intentos complejos por tratar de conceptualizar la pandemia de COVID-19 y cómo los niños y las niñas comprendieron las restricciones vividas debido a esto.
Perspectiva de las autoras
Las autoridades académicas de este artículo también somos madres de niños y niñas pequeños (4 en total; con edades de 22 meses, 3, 4 y 6 años) y tuvimos la experiencia en primera persona de poder conversar con niños y niñas sobre la pandemia. El propósito de este artículo es presentar evidencia etnográfica pertinente a la comprensión del niño sobre el Covid (por ejemplo, su conceptualización) a través de sus dibujos y comentarios espontáneos.
Apoyo a los niños y las niñas durante eventos estresantes
Existen conceptualizaciones y reacciones de restricción que tienen el potencial de crear estrés entre los niños y las niñas. Para hacer de ese estrés algo más controlable, las interacciones sociales son un elemento beneficioso entre personas de todas las edades. Un diálogo empático durante las conversaciones sobre los eventos actuales puede ayudar a los niños, niñas y adultos a desarrollar una narrativa personal sobre los eventos que suceden a su alrededor (Essary, Barza, y Thurston, 2020).
La pandemia del COVID-19 puede pensarse como ejemplo de un evento actual que requirió brindar apoyo durante una etapa difícil a los niños y las niñas, quienes pueden entender el Covid y otros temas complejos a una temprana edad si cuentan con la ayuda de personas adultas. Sostener que los niños y las niñas cuentan con una mayor capacidad de adaptación y disposición a los cambios sociales que los adultos (Elkind, 1993) es una inquietante postura filosófica que no se sostiene dentro de la ciencia cognitiva. La literatura reciente ejemplifica la necesidad de amortiguar el estrés de niños, niñas y adultos apoyando simultáneamente la complejidad de sus pensamientos (Essary, Barza, y Thurston, 2020).
Conceptualización del COVID
Debido a una amplia exposición del Covid en los medios, conversaciones familiares y requisitos societales, algunos niños y niñas se refieren al Covid como uno de sus grandes miedos. “Enfermarte de Covid es como si un rayo te atravesara el cuerpo”, dijo un niño de 4 años. En esta cita, se puede observar que los niños y las niñas son capaces de hablar sobre el Covid con una profunda creatividad expresiva (por ejemplo, el uso de una comparación como puede ser ‘como un rayo’). Los padres podrían responder ante esto reafirmando las prácticas higiénicas de seguridad y elogiando su lenguaje: “¡Wow! ¡Qué buena comparación! ¡Eres muy creativo al decir que el Covid es como un rayo!”. De esa manera, se podría poder tener una conversación respecto de las similitudes y diferencias: “¿El Covid es como un rayo? No lo sé, porque nunca tuve Covid, pero no nos va a enfermar a todos a la vez. Si duele un poco, tendremos de quien sostenernos.” Así es como podemos ayudarlos a comprender cuáles son sus miedos. Validar los sentimientos de los niños y las niñas y ofrecerles un espacio seguro para manifestar esos sentimientos es esencial. Si decimos frases como “Estoy acá, no pasa nada” o “¿cuál es tu preocupación?” pueden ayudarlos a procesar sus pensamientos y comenzar a desarrollar el autocontrol y la capacidad para enfrentar situaciones difíciles. Cuando reafirmamos que está bien hablar de los sentimientos y les recordamos que los adultos también experimentamos una variedad de sentimientos, podemos ayudar a aliviar ese estrés.
Por otra parte, los niños y las niñas pueden combinar explicaciones sobre el virus de una forma más tangible y concreta, junto con la incertidumbre y el miedo. Durante una interacción con un estudiante de nivel inicial, una de las autoras notó cómo el estudiante se refería al Covid. “Puede picar a la gente y hacer que se enfermen”, comentó el estudiante de 5 años. Los adultos pueden ayudarlos a elaborar sus pensamientos a partir de ahí. En situaciones similares, los adultos podrían indagar respecto de lo que escucharon: “¿A qué te refieres con que pica? Cuéntame más sobre esa idea”. Mientras que los niños explican sus ideas, los adultos pueden escuchar con atención y abordar las ideas erróneas. De esa manera, además, los niños y las niñas pueden comprender mejor las comparaciones. Por ejemplo, “el virus no puede picarte como lo haría una abeja, pero tienes razón, puede que no te sientas bien.” Los niños y las niñas pueden hacer conexiones significativas mediante esos ejemplos concretos.
Una manera de apoyar el pensamiento científico de cada niño es indagar acerca de los conceptos junto a ellos de formas apropiadas según su nivel de desarrollo. Esto sucede cuando se les reconoce la complejidad de sus pensamientos mientras que se les suma información y los invita a hacer preguntas. Es importante tener conversaciones acerca de la pandemia con los niños y las niñas, ya que puede permitirles nuevas oportunidades de recibir empatía, procesar información, entender ideas erróneas y entender la perspectiva de los demás.
La voz de los niños y las niñas en el centro
Valorar y hacer honor a la voz de los niños y las niñas, y en última instancia su capacidad de agencia, va en consonancia con la Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, la cual pone de relieve “el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño” (Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas, artículo 12, inciso 1). Los niños y las niñas a menudo pueden desarrollar reflexiones complejas basadas en sus experiencias y perspectivas, y merecen que los adultos al cuidado de ellos respondan de manera comprensiva ante esa narrativa. Esto incluye la participación de los niños y las niñas en los espacios escolares.
El cierre de establecimientos educativos es una emergencia nacional que merece adoptar medidas de prevención significativas (Samuelsson, Wagner, y Ødegaard, 2020) (a saber, la soberanía de los derechos del niño y la niña en concordancia con la Convención sobre los Derechos de los Niños de las Naciones Unidas). A continuación se presentan imágenes que muestran la reacción de los niños ante las acciones de mitigación de la pandemia. De nuevo, los niños y las niñas suelen reaccionar al Covid con ideas y emociones complejas, a pesar de la percepción común en la sociedad de que son personas con una gran capacidad de adaptación y que son capaces de lidiar con situaciones difíciles sin ayuda.
Esta imagen muestra a Michael, de 4 años de edad, yendo a la escuela en 2021. En su aula era obligatorio el uso de mascarilla.
“Esto no es justo. Quiero ir a jugar con mis amigos al parque, ¿Por qué cerraron el parque?”, Olaus, 3 años.
Dibujo hecho en la escuela durante el primer día del nivel inicial.
“Estoy camino a la escuela con una paleta, mochila, mi perro y con la mascarilla puesta”, Guyal, 4 años y 11 meses de edad. Nótese cómo la mascarilla cubre la cara en su totalidad.
Conclusión
La pandemia cambió las experiencias sociales y educativas en todo el mundo. “El estrés se vuelve traumático cuando es acompañado por una falta de seguridad física, psicológica o emocional de una forma tal que sobrepase la capacidad del individuo o la comunidad de poder lidiar con ello” (Keels, 2022, p. 68). A medida que pasan los años en la pandemia, es posible que aumente nuestra exposición al estrés. Ese incremento en la exposición al estrés puede exponer a los individuos a un riesgo mayor de experimentar síntomas traumáticos (Gottfried, 2010). Los esfuerzos realizados para honrar el derecho soberano de los niños y las niñas a la educación y la participación varió en todo el mundo, pero, dado que la pandemia es una experiencia colectiva para todos, es esencial incluir a los niños en las conversaciones y decisiones que los afectan.
Referencias
Edelkott, N., Engstrom, D. W., Hernandez-Wolfe, P., y Gangsei, D. (2016). Vicarious resilience: Complexities and variations. American Journal of Orthopsychiatry, 86(6), 713–724.
Essary, J.N., Barza, L. y Thurston, J.R. (2020). Secondary Traumatic Stress Among Educators. Kappa Delta Pi Record. 56(3),116-121.
Gottfried, V. M. (2010). Indirect trauma syndrome: Empirical validation of a model that synthesizes secondary and vicarious trauma. Extracto de PQDT Open. (3437663)
Keels, M. (2022). Developmental & Ecological Perspective on the Intergenerational Transmission of Trauma & Violence. Daedalus, 151(1), 67-83.
Samuelsson, I. P., Wagner, J. T., y Ødegaard, E. E. (2020). The coronavirus pandemic and lessons learned in preschools in Norway, Sweden and the United States: OMEP Policy forum. International journal of early childhood, 52(2), 129-144.
Asamblea General de las Naciones Unidas. Convention on the Rights of the Child, 20 de noviembre de 1989, Naciones Unidas, Serie de tratados, vol. 1577, p. 3.

Melissa Rodríguez-Meehan es profesora asistente del Profesorado en Primera Infancia y Educación Primaria de la Universidad de la Costa del Golfo de Florida y ex maestra de primera infancia y educación primaria. A la Dra. Rodríguez-Meehan le apasionan las oportunidades para escuchar e incluir las voces y perspectivas de los niños y las niñas dentro de sus investigaciones. Le interesan particularmente el aprendizaje basado en el juego, las prácticas apropiadas según el nivel de desarrollo y las problemáticas de igualdad en entornos de educación primaria e inicial. La Dra. Rodríguez-Meehan dedica sus esfuerzos a apoyar a los profesores y las profesoras en formación y en ejercicio en su tarea de enseñar, a través de prácticas basadas en la evidencia y tomando en cuenta la voz y elección del estudiante. Contacto: mmeehan@fgcu.edu

Jessica N. Essary es Representante de OMEP en las Naciones Unidas. En la etapa temprana de su carrera, Essary fue maestra de Educación Primaria en Immokalee, Florida, y luego profesora titular de la Universidad de Búfalo, en el Centro de Investigaciones de Primera Infancia de Búfalo, Nueva York. Actualmente, es profesora adjunta en Educación y también Directora del Programa de Educación Inclusiva (CCIE, por su sigla en inglés) en la Universidad de Cazenovia, en el programa de formación docente. Como educadora internacional, Essary se radicó en Dubái. Los campos de profesionalización de la Dra. Essary incluye el diseño formativo, formación de profesores en la diversidad e historia de la AEPI. Contacto: jnessary@cazenovia.edu
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