Mercedes Mayol Lassalle ha disertado en la XI Asamblea de la CLADE, a continuación un breve reporte de su ponencia:
En sus más de 70 años de existencia la OMEP se fue convirtiendo en una referencia mundial en la defensa de los derechos humanos de los niños y niñas desde el nacimiento hasta los 8 años. El trabajo de OMEP se ha enfocado en la educación como derecho y herramienta para la consecución de los demás derechos: el desarrollo integral, la ciudadanía, el bienestar y la dignidad de todos los niños y las niñas del mundo.
Durante las últimas siete décadas, OMEP ha contribuido a visibilizar que la primera infancia en tanto etapa fundamental donde comienza la construcción y desarrollo de conocimientos, valores, actitudes, habilidades que tienen un impacto fundante y duradero a lo largo de toda la vida de cada ser humano. OMEP plantea una visión amplia de la educación de la primera infancia que involucra la acción de los Estados, las familias y las comunidades,en variados contextos, orientando la educación de las y los más pequeños hacia el logro de los derechos humanos, a la construcción de la paz y de ciudadanías activas, al fortalecimiento de la democracia y a la superación de las desigualdades y discriminaciones.
Para lograr sus metas OMEP trabaja en varias áreas de acción entre las que se encuentran el desarrollo de investigaciones y conocimiento pedagógico, y la incidencia para que las políticas públicas protejan y promuevan integralmente y sin discriminaciones el derecho humano a la educación, garantizando equidad en el acceso y calidad, y disponiendo de los recursos financieros y materiales necesarios.
Desde sus inicios en 1948, OMEP ha tenido estatus consultivo en las Naciones Unidas y la UNESCO. En 2014, OMEP alcanza el estatus consultivo especial con las Naciones Unidas. Para fortalecer su acción de incidencia política participa de las reuniones y comités para la sociedad civil del sistema de las Naciones Unidas, así como se vincula con los gobiernos nacionales de más de 70 países en la construcción de las políticas públicas que impactan directa e indirectamente en la vida de los niños y las niñas. Desde la aprobación de la Agenda Educación 2030, OMEP está comprometida a velar por el cumplimiento del ODS 4.2 siguiendo sus avances y monitoreando su cumplimiento, así como las inversiones y los gastos públicos, exigiendo transparencia en la gobernanza y en los procesos presupuestarios.
La acción de la OMEP se enlaza y se entreteje con redes y organizaciones de la sociedad civil regionales y nacionales, por ejemplo en América Latina trabajamos en solidaridad con CLADE. En la región hay una enorme deuda con la primera infancia. Todavía cuesta que los bebés, los niños y las niñas pequeñas; sean pensadas, interpretadas, respetadas, dignificadas, en tanto ciudadanos y ciudadanas, sujetos de derechos. Esta es la lucha de la OMEP, es su bandera, una larga lucha que implica un trabajo comprometido por el reconocimiento de la ciudadanía de la primera infancia.
La OMEP participó en la redacción de la Convención sobre los Derechos del Niño con sus delegados y sigue participando en otras instancias regionales, nacionales y mundiales, para que no se quede en la palabra aquello que está acordado y aprobado por todos los países del mundo. Nuestro gran pilar es la Convención de los derechos del Niño y también la Agenda 2030 de Educación que tenemos por delante, que todavía no se ha cumplido y que enfrenta muchos problemas para su cumplimiento. Hay que poner especial énfasis en el objetivo N° 4, esta meta maravillosa que además sirve para hacer posible los restantes ODS porque sabemos que la educación además de ser derecho y objetivo del desarrollo sostenible, es herramienta para concretar los demás derechos y es un catalizador para el logro de la Agenda de Desarrollo Sostenible.
La planificación para cualquier organización de la sociedad civil es fundamental y en OMEP definimos cuatro áreas estratégicas, que por supuesto están dialécticamente conectadas entre sí porque no podemos hacer políticas sin saber, sin tener fundamentos, sin tener conocimiento de la temática, sin saber cuáles son los debates vigentes; porque también hay que saber lo que dicen los otros, por ejemplo en estos tiempos lo que dice el neoliberalismo respecto de la educación para poder refutar, debatir y para poder inclusive plantear otras concepciones epistemológicas contrahegemónicas vinculadas a la construcción del conocimiento. Porque para nosotros en la OMEP la construcción de conocimiento no es evidencia, el conocimiento no es nunca evidente pues es una construcción histórica, dinámica y a partir de allí enfrentamos la tarea de incidencia política en educación. Y por supuesto también todo lo que tiene que ver con la socialización de ese conocimiento, con el repartir, el compartir, el abrevar, el tramitar todo este conocimiento con: las familias, las y los educadores, los niños y niñas, las instituciones que se dedican a la formación docente, y otros actores relevantes.
Es decir, que hay una dinámica que nos permite construir conocimientos para poder hacer una incidencia solvente. Ahora, esto jamás podría ser un trabajo de uno o dos, esto se construye entre todos y todas. En este sentido quiero hacer un especial reconocimiento de los y las compañeras de CLADE que nos han enseñado tanto para trabajar nuestra incidencia política. La relación con CLADE y sus miembros, que se ha construido tanto a nivel de región como al interior de cada uno de los países, nos enriquece dialécticamente. La OMEP se alimenta y aprende de las campañas por la educación y también colabora en la construcción del sentido del trabajo total, dado que los trayectos educativos empiezan en la infancia pero se desarrollan a través de toda la vida, por lo que todos y todas somos responsables en la concreción del Derecho a la Educación.
Por esta razón es que con la CLADE hemos soñado juntas y juntos muchas cosas, hemos soñado por ejemplo y lo hemos concretado publicar un estudio sobre la educación y el cuidado de la primera infancia en América Latina. Ello permitió elaborar una serie de recomendaciones políticas dirigidas a los Estados y seguir haciendo incidencia política. Asimismo concretamos la campaña “Derechos desde el principio”, y otras iniciativas conjuntas.
Con CLADE también compartimos distintas cumbres regionales de ministros de educación organizadas por la UNESCO, trabajando para construir un vínculo, llevando la voz de la sociedad civil que no siempre es escuchada, dado el neoliberalismo que hay en muchos de nuestros países latinoamericanos. La incidencia es un trabajo muy difícil pero necesario que exige tiempo y constancia. En nuestras sociedades reconocer efectivamente los derechos de las niñas y los niños pequeños y de los bebés a la educación y al cuidado en la primera infancia (y con esto no hablo de la escolarización) es una deuda pendiente. El Estado tiene la principalidad para construir esas políticas y la sociedad civil tenemos la tarea de exigir y de colaborar en su construcción.
Entre todos los sueños que tenemos con la CLADE compartimos dos metas: rescatar una vieja idea de la OMEP de proponer “la década para la primera infancia” ante las Naciones Unidas, para lo cual vamos a necesitar mucho apoyo de todas las organizaciones que integran la CLADE. El esfuerzo será grande dado que la invisibilización de la primera infancia es un proceso que abarca muchas cuestiones, escaso acceso al derecho, desigualdades, fragmentaciones y falta de financiamiento. A ello se suma la falta de reconocimiento de los educadores y educadoras que en algunos países reciben una propina, porque están además fuera de los sistemas educativos, fuera de todo reconocimiento y trabajando en condiciones indignas.
La otra propuesta que venimos construyendo en conjunto es la ampliación de la observación general N°7 del Comité de Derechos del niño que explica de qué se tratan los derechos humanos en la primera infancia. En este documento resulta necesario profundizar en el derecho a la educación desde el nacimiento.
Otro tema que nos convoca es el seguimiento de los indicadores y los sub objetivos que hacen al ODS N°4. En particular el 4.2 referido a la primera infancia presenta una desarticulación interna que obliga a trabajar en su seguimiento, no solo con UNESCO sino también con UNICEF y con la OMS, para que se transforme en una política concreta hacia la primera infancia y la garantía de sus derechos ciudadanos.
Para finalizar reitero la alegría de OMEP por ser parte de la CLADE. Desde el primero de enero de 2020 como ustedes saben estoy ejerciendo la Presidencia Mundial de la OMEP, no es fácil hay distintas lógicas, nuestra organización es muy plural pero sin ninguna duda esta perspectiva latinoamericana enriquece el trabajo. La originalidad que tenemos nosotros, los y las latinoamericanas, y nuestra voluntad de tejedores y tejedoras, para armar equipos, telares, sentidos y esperanza es sin duda un aporte para construir un mundo mejor para nuestras infancias.
Muchísimas gracias a todos y todas.
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