Humanización
Intervenciones puntuales, talleres regulares, conciertos, espectáculos, artistas residentes, salidas culturales, así es, hoy en día la palabra hospital ya no rima necesariamente con silencio y tristeza. Pero esta situación no ha sido siempre tan clara y evidente. Porque, a priori, no hay nada más en las antípodas del mundo hospitalario que la música, por definición festiva y ruidosa.
A fines de los años 70, se arriesgaba el uso de la palabra “humanización”. En la actualidad, se utiliza mejoramiento de las condiciones de hospitalización o mejoramiento de la atención del niño y su familia. Lo cual es, sin duda, políticamente correcto.
No es que la institución hospitalaria, en particular mediante los equipos médicos y el personal sanitario no sea humana, sino que la técnica se ha puesto por delante de la dimensión “humanista” del hospital.
Mejorar la calidad de vida del niño, de su familia y del equipo del personal hospitalario a través de la integración de la música en los servicios pediátricos, permitirle a cada uno de ellos el acceso al arte vivo, tales serían hoy las contraseñas del músico en el hospital.
Cuando se trabaja con recién nacidos con dificultades, con niños pequeños hospitalizados y sus familias, se trata exactamente de cultura y costura. Crear un hilo relacional, tejer un vínculo entre padres, personal hospitalario, reforzar los vínculos con el afuera del hospital, con el barrio. Darle un lugar a la música viva, es una manera de prevención que reducirá las consecuencias negativas debido a la hospitalización. ¿Por qué habría que privar a un niño de su canción preferida so pretexto de una enfermedad o una hospitalización?
Arte de participación
Históricamente, estos últimos veinte años las cosas han evolucionado muy rápido porque los músicos intervinientes en el hospital probaron su profesionalismo en el lugar y procuraron un intenso trabajo de reflexión y de comunicación.
La música, arte de la participación en esencia, reúne, tira abajo las barreras de la edad, de los idiomas, de las culturas. El niño que está perdiendo autonomía, debilitado por la hospitalización, puede intercambiar, dialogar, compartir, construir a partir del imaginario y de la dimensión poética de la música. La canción que aprendió en la habitación va a acompañar al enfermo hasta la sala de operaciones. El instrumento de percusión entregado al niño se va a transformar en el “peluche” sonoro u objeto para descubrir, explorar. El músico, por ejemplo, se va quedar en un pasillo de pediatría para jugar y cantar con algunos niños y sus padres. En neonatología, la mamá va a retomar contacto con su bebé a través de una canción de cuna de su propia infancia.
Contribuye a mejorar el día a día y reanima el sentido de estar presente en la vida. Padres, niños y profesionales se activan alrededor del objeto música. Descubren, improvisan, se dejan llevar al ritmo del compañero de habitación…
El abordaje de Música y Salud es el de un actor en el barrio, en la vida de todos los días. Desde los orígenes de la asociación, privilegiamos las acciones destinadas a los bebés, ya que consideramos que la música está presente en el despertar cultural de los niños pequeños: lenguaje, trabajo corporal, relación con los otros, descubrimiento del universo sonoro…
Diversidad
La diversidad de las modalidades de intervención muestra que, en el hospital, la música puede tomar múltiples formas. El paciente puede ser espectador, pero también actor (hacer para/hacer con). Ya sea que se trate de un hecho puntual o una presencia regular. La música puede ser una distracción, una emoción, una sorpresa, un descubrimiento, una creación y tantas cosas más. Los lugares en los que interviene también pueden ser múltiples: en la cabecera del enfermo, en la sala de juegos, en el pasillo, en la escalara, en la sala de operaciones, en la sala de anestesia. Cualquier espacio se puede utilizar a tal fin, si la sala de espera se transforma en sala de música, es gracias a la voluntad y a la cooperación con los equipos médicos y personal hospitalario, pero también a las competencias del músico.
La música en el hospital es la confrontación de dos universos opuestos. Para el artista que se aventura en las tierras hospitalarias, el choque será, a veces, brutal. Este encuentro, suele transformarlo tanto que va a modificar a aquellos con los que va interactuar. Tendrá que demostrar su disposición a la apertura, a la escucha y compartir los valores fundamentales del respeto por el otro y la tolerancia. Conocimiento, habilidades y competencias sociales, para poder transmitir placer, pasión, curiosidad, deseo… Para el músico, continuar con una actividad profesional fuera del hospital, es la mejor manera de traer “el afuera”.
Transmisión y cooperación
Música y Salud también ha elegido centrar su trabajo en la formación de equipos educativos y personal hospitalario. Pensar la música como medio de intercambio, comunicación y mayor bienestar, como así también en el lugar que ocupa en los cuidados interpersonales; desarrollar la calidad de atención y facilitar las relaciones entre los equipos del personal hospitalario, los pacientes y los padres; hacer que la música entre en el día a día del personal hospitalario. Formar a los equipos de personal hospitalario, es transmitirles nuestra pasión, nuestras competencias sociales, pero también herramientas teóricas y prácticas para que sean el relevo diario de nuestro trabajo.
Evaluación y búsqueda
La evaluación siempre ha sido una orientación importante de nuestro trabajo. Debemos, más allá de la constatación concreta en el campo de acción, darnos los medios de validar nuestra presencia en el ámbito de los cuidados médicos.
Se trata, entonces, de un trabajo complejo, dado que la evaluación tiene que basarse en criterios calificativos y no sólo cuantitativos.
Hemos trabajado, por ejemplo, sobre temas como la participación de los padres, cambio del personal hospitalario y la tasa de ausentismo del personal, el hecho de que el personal del hospital cante con el músico, que venga a recibirlo, la organización de intercambio con una institución cultural externa…
También pensamos en temas como el de la contribución al niño: desde el niño pasivo al niño activo, mejorar la confianza en sí mismo, la música como factor de encuentro, el desarrollo de la expresión de las emociones, la mejora en las interacciones entre niños, padres y personal hospitalario, el músico como portavoz de las emociones del niño, etc.
El desafío es considerable y el músico, él solo, no puede tener la ambición y la pretensión de transformar los lugares de cuidados médicos.
Músico profesionalEl hospital, lugar de alto grado de tecnicidad, espera de todos aquellos que allí trabajan, un nivel profesional muy superior. La intervención del músico coopera con las necesidades del niño durante su hospitalización: una presencia amorosa y continua que, sin ser parte del equipo del personal hospitalario que acompaña al niño, no intimida. El mensaje musical es, por lo tanto, una comunicación rica, que reemplaza a muchas palabras bien intencionadas, pero, a menudo poco significativas para el niño. Esta presencia procura, una vez más, un referente en medio de una multitud de intervinientes atareados que se acercan al niño. El hospital ya no es el hospital en silencio sino el hospital que se expresa, en dónde el enfermo retoma la palabra. A través de este proceso ético y humanista es que el arte y la cultura encontrarán su sitio y sentido apropiados.

Philippe Bouteloup, músico y formador, es director de Música y Salud desde que fue creada en 1998. Interviene en diferentes instituciones con niños, adolescentes y adultos: en jardines de infantes y preescolar, conservatorios de música, servicios de pediatría, de neonatología y psiquiatría infantil, guarderías, institutos médico-educativos.
Actualmente, enseña en el Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París/Filarmónica de Paris y en el centro de Formación de Músicos Intervinientes, Facultad de Aix-Marseille.
Se dedica a la formación de músicos de conjuntos orquestales que desean intervenir en el mundo de la salud (Orquesta Nacional de Francia, Ensemble Accentus, Centro de Música de Cámara de París, Orquesta Nacional de la Región de la Loire, Orquesta Nacional de l’Ile de France, Orquesta Nacional de Lyon)
Publicó en Ediciones Erès : « Des musiciens et des bébés » (Músicos y bebés) y « La musique et l’enfant à l’hôpital » (La música y el niño en el hospital).
Su último disco para público infantil “Ti-Train” recibió el premio “Coup de Coeur” de la Academia Charles Cros, lo que le valió la presentación de un espectáculo y una gira por Francia.
Fue condecorado con la orden de Caballero de las Artes y las Letras por la señora ministra de Cultura y Comunicación, Catherina Tasca.
[1] Jean Lombard, Bernard Vandewalle, Philosophie de l’hôpital, L’Harmattan, 2007, p.7.
[2] Ibid., p.110.
[3] En el plano internacional ver el trabajo de Constanza Preti : Music in hospitals: Defining an emerging activity, The Second International Conference on Music Communication Science, 3-4 December 2009, Sydney, Australia, p. 79-82
[4] Caroline Simonds, Bernie Warren, Le Rire Médecin, Journal du Docteur Girafe, Albin Michel, 2001, p. 150.
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