A medida que aumenta la presión de promover el bienestar infantil en todo el mundo, la pregunta continúa estando en cómo abordarlo. En algunos países, se opta por inversiones (OCDE, 2020a); en otros, se apuesta por nuevos servicios directos que incluyen cuidados infantiles, licencias familiares, visitas al hogar y actividades de salud (OCDE, 2020b; UNICEF, 2019); y en otros, se le da mucha importancia a mejorar la calidad, capacidad y el salario de los trabajadores (OCDE, 2021).
¿Cuál de estos esfuerzos tiene el mejor impacto? ¿Cuál de estos esfuerzos es el más deseable y el más predictivo para los niños a largo plazo? ¿Qué nos dice la literatura sobre estas preguntas, sobre todo cuando tomamos países muy distintos entre sí, cada uno marcado por distintos contextos culturales, sociales, económicos y políticos? Para abordar esta problemática, se realizó un estudio internacional de tres años de duración que arrojó descubrimientos importantes para orientar nuestros esfuerzos.
En el estudio, publicado como Early Advantage [Ventaja Inicial] (Kagan, 2018; Landsberg & Tucker, 2019), se hizo hincapié en seis países de alto rendimiento en calidad de servicios para la primer infancia (Economist Intelligence Unit, 2012) y en los resultados de PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) (OCDE, 2012). En la investigación, se examinó el funcionamiento de cada país según sus sistemas directos para la primera infancia, políticas, gobierno y recursos financieros para identificar lo distintivo de cada sistema de alta calidad para la primera infancia. A pesar de no representar países de bajos y medianos ingresos (LMIC), los países elegidos resultaron ser diversos en conceptos políticos: nórdico (Finlandia), asiático (Hong Kong, Singapur y la República de Corea) y anglosajón (Reino Unido y Australia); como también resultaron ser notablemente variados en cuanto a sus enfoques para mejorar el bienestar infantil. Aunque ningún enfoque ni servicio es igual o trasladable a otro país, surgieron conclusiones reveladoras.
Conclusión 1: MOLDEADOS POR EL CONTEXTO: Todas las políticas y prácticas de los países son reflejo de su contexto
Era de esperarse que los distintos enfoques y grados de compromiso hacia los servicios para niños pequeños reflejara el contexto único de cada país. Nadie podría comparar el sorprendente compromiso fiscal de Finlandia, gracias a sus importantes políticas de fondos públicos y suministros, con la situación de los países asiáticos o anglosajones, que dependen en mayor medida del compromiso del sector privado para brindar servicios. Además, nadie podría comparar el compromiso público con el monitoreo de servicios y de rendición de cuentas que demuestran los países asiáticos y anglosajones estudiados con los de Finlandia, donde se impone un enfoque hacia el universalismo, el profesionalismo y la confianza. Lo importante no es que un enfoque sea necesariamente mejor que el otro, ni que debamos ordenar los enfoques (de bueno a mejor), sino que los resultados revelan que las políticas y prácticas propuestas por cada país están moldeadas por su contexto generalmente inmutable. Por esta razón, cualquier política para ampliar o mejorar los servicios para los niños pequeños debe ser desarrollada, pensada e implementada con un profundo entendimiento del contexto social, político, económico e histórico de cada país. Dicho de otro modo, lo que funciona en el País A puede no funcionar en el País B, aunque los resultados obtenidos y las estrategias adaptadas de distintos contextos pueden mejorar nuestra comprensión y moldear las medidas para ver qué podemos hacer y cómo lograr el mejor enfoque para mejorar las políticas de nuestro propio contexto.
Conclusión 2: MEJORAS MÚLTIPLES: Todos los países facilitan distintos servicios directos a niños pequeños y a su familia
A pesar de las distintas políticas de contexto, todos los países facilitaron una variedad de servicios para niños pequeños y la familia. En los períodos prenatal y perinatal, todos los países otorgaron licencias familiares, asistencia médica subsidiada al comienzo del embarazo, y servicios de visita a hogares. Para bebés y niños de hasta 2 años, la mayoría de los países ofrecieron subsidios para que las familias de bajos recursos y en situación de riesgo accedieran a los servicios y ayudas familiares. Todos los países contaban con servicios preescolares para el año previo a ingresar a la educación formal, y la mayoría ofrecía programas de indemnización, incentivo y desarrollo profesional para aquellos que trabajan con niños pequeños. Si bien se suele pasar por alto, es importante destacar que todos los países implementaron incentivos para los niños pequeños y la familia en la transición hacia la educación formal. Un aprendizaje notable es que no todos los países ofrecen todos estos servicios, pero todos reconocen la primera infancia desde el nacimiento hasta, por lo menos, el comienzo de la educación formal para niños pequeños dentro de ese rango de edad. Es decir, las políticas orientadas hacia la primera infancia de todos los países tienen múltiples enfoques en cuanto a la edad, y pocos priorizan servicios a un grupo en particular. Además, todos brindan una amplia gama de servicios para los niños y niñas dentro de los primeros años.
Conclusión 3: ESTRUCTURAS Y SISTEMAS: Centrar la atención más allá de los servicios directos
Cabe destacar, ya que a menudo es pasado por alto, que cada uno de los países entiende que, para lograr la calidad, equidad, sostenibilidad y eficiencia de los servicios, los recursos y las políticas también deben centrarse en la infraestructura que respalda los servicios y programas que se ofrecen directamente a los niños. Esto significa que los países prestan atención a la forma en la que gobiernan y financian los servicios para los niños pequeños; se esfuerzan por dar coherencia a las regulaciones de los programas y a la certificación del personal a través de varios flujos de financiación; se fijan en la forma en la que se preparan, inducen, evalúan y compensan al personal; se centran en los esfuerzos sistemáticos para promover la diversidad de líderes y para involucrar a las diversas poblaciones en la toma de decisiones sobre los programas; todos ellos tienen marcos que guían las políticas y los programas y todos tienen alguna forma de recopilación de datos, que se utilizan para mejorar la calidad de los programas y servicios. Por último, todos los países comprenden la importancia de la investigación, por lo que la mayoría financió a las entidades de investigación gubernamentales para fomentar el desarrollo de nuevos conocimientos sobre los niños pequeños. Es decir, estos países se centran en diferentes elementos de esta infraestructura, pero todos entienden que la financiación de los servicios directos por sí sola no producirá la calidad de servicios para la primera infancia que necesitan los niños pequeños: centrarse en la infraestructura es un requisito previo necesario para un sistema de primera infancia de calidad.
Conclusión 4: SINERGIA: Vínculos de planificación
Aunque a menudo no resulta evidente, todos los países planifican sus inversiones para lograr una sinergia entre ellas. Planifican las mejoras en la gobernanza para que tengan un impacto en el desarrollo profesional o para saber el impacto que puede tener la manera de recopilar información a partir de los datos de monitoreo en la financiación de la primera infancia. Más específicamente, los marcos mencionados no solo son utilizados pedagógicamente con niños pequeños, sino que el proceso de desarrollo del marco incluye diversos individuos que contribuyen a su construcción. El contenido del marco tiene múltiples propósitos: guía el desarrollo de los programas de formación docente, los parámetros de evaluación de docentes y niños, y las formas de gestionar la transición hacia la educación formal. Esto también impulsa las inversiones económicas a través de incentivos fiscales que se implementan para recompensar y simular la adopción del marco. En pocas palabras, un sistema para la primera infancia eficaz exige la creación de vínculos atentos e intencionales entre los elementos de infraestructura. Los documentos son utilizados para guiar las múltiples facetas de la infraestructura y las políticas implementadas en un área son evaluadas por el impacto que generan en otros elementos sistémicos. Por lo tanto, la planificación intencional produce sinergias que construyen y unen sistemas coherentes.
En conjunto, estas cuatro conclusiones brindan una guía significativa a medida que los innumerables países del mundo consideran sus múltiples opciones para promover el bienestar de los niños. Tal como se demuestra con los detallados ejemplos presentes en los dos volúmenes del estudio Early Advantage, existen diversos y ricos esfuerzos para lograr calidad para los niños pequeños. No solo están disponibles para que aprendamos de ellos, sino que también brindan plataformas para la innovación dado que todos trazamos caminos, adecuados a nuestros contextos únicos, para la política de niños pequeños.
Referencias:
Economic Intelligence Unit (2012). Starting well: Benchmarking early education across the world. Disponible en: http://graphics.eiu.com/upload/eb/lienstartingwell.pdf
Kagan, S. L. (2018). The early advantage 1—early childhood systems that lead by example: A comparative focus on international early childhood education. Nueva York: NY, Teachers College Press.
Landsberg, E., y Tucker, M. S. (2019). The Early Advantage: International Insights from Innovative Early Childhood Systems. Building Systems that Work for Young Children (Vol. 2). Nueva York, NY: Teachers College Press.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2012). PISA consequences. New York, NY: Teachers College Press.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2020a). Early childhood education: Equity, quality and transitions. Disponible en: https://www.oecd.org/education/school/early-childhood-education-equity-quality-transitions-G20.pdf
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2020b). Education at a Glance 2020: OECD Indicators. OECD Publishing, Paris. Disponible en: https://dx.doi.org/10.1787/69096873-en
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (2021). Starting strong VI: Supporting meaningful interactions in early childhood education and care. Disponible en: https://www.oecd-ilibrary.org/education/starting-strong-vi_f47a06ae-en
UNICEF (2019). Paid parental leave and family-friendly policies: An evidence brief. Disponible en: https://www.unicef.org/sites/default/files/2019-07/UNICEF-Parental-Leave-Family-Friendly-Policies-2019.pdf

Sharon Lynn Kagan es profesora de primera infancia y política familiar Virginia y
Leonard Marx y co-directora del Centro Nacional para Niños y Familias del Teachers’
College (Facultad de Magisterio) de la Universidad de Columbia y profesora adjunta del
Child Study Center (Centro de Estudios sobre el Niño) de la Universidad de Yale.
Kagan es una autora prolífica (300 artículos y 18 libros), una oradora pública y una
académica destacada, y es miembro activa de alrededor de 30 juntas y paneles
nacionales. Beneficiaria de doctorados honorarios nacionales e internacionales, es
Amiga de la American Educational Research Association (AERA), miembro de la
Academia Nacional de Educación (NAEd), y becaria Fulbright (Tayikistán).
Reconocida internacionalmente por su conocimiento y sus logros, ha asesorado a más
de 90 gobiernos sobre políticas de la primera infancia. Kagan es la única mujer en la
historia de la educación de Estados Unidos en recibir los tres premios más prestigiosos:
el Premio al Servicio Distinguido del Council of Chief State Schools Officers (CCSSO)
en el 2004, el Premio James Bryant Conant tras toda una vida al servicio de la
educación de la Education Commission of the States (ECS) en el 2005, y el Premio en
Educación Harold W. McGraw, Jr.
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